REJAS
VISIBLES E INVISIBLES
HECHOS 16:23-26 “Después de haberles azotado
mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con
seguridad,. El cual recibido este mandato, los metió en el calabozo de más
adentro y les aseguró los pies en el cepo. Pero a media noche orando Pablo y
Silas cantaban himnos a Dios y los presos lo oían. Entonces sobrevino de repente
un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían y
al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron.”
Siguiendo con la lectura podemos ver
que lo acontece es el milagro de los que en medio de las pruebas y los azotes
de la vida, ven más allá, ven el horizonte pleno de la gracia de Dios, que a
pesar de las rejas visibles o invisibles, les posibilitan obtener la libertad.
Hace unos años, tuve la posibilidad
de visitar la cárcel de Olmos, para hacer una entrega en manos de los reclusos
de donaciones de ropa y abrigos de cama.
Con un grupo de hermanos liderados
por el pastor Samuel Desimone , uno de los iniciadores de la obra carcelaria,
(quien fuera el primer Capellán reconocido por la autoridad carcelaria de la
Nación Argentina) acompañados por autoridades bonaerenses del momento, llegamos
al lugar más frío y triste, lógicamente necesario.- Al cerrarse las enormes
puertas y oír el ruido metálico de los candados, el frío del alma recorrió mi
cuerpo y pude sentir que las marcas del pecado no se van sino con el poder de
Dios actuando.
Nos esperaban en el tercer piso. ¿Quiénes? Cerca de cuatrocientos reclusos,
cuyas vidas fueron transformadas en la cárcel por el Señor Jesucristo. Hombres
rudos y pecadores, pero ahora con la realidad de sus vidas transformadas fuera
de las rejas o dentro en el cielo.
Oírlos cantar “La presencia del
Señor, llena este lugar y su dulce voz de amor, puedo escuchar…” nos parecía
mas dulce, emocionante que nunca.
¿Cuáles son tus rejas? ¿Visibles o
invisibles? Cuáles son las cosas que no te permiten vivir la libertad que solo
Dios da?
Y como Pablo y Silas, salir de la
prisión y gritar al mundo ¡“soy libre porque Cristo me hizo libre”!
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